sábado, 18 de mayo de 2013

De amistades y tracas


Conocí  a Gerardo y Víctor cuando ambos estábamos en quinto de secundaria, ellos eran los nuevos en el colegio y yo tenía 11 largos años en aquellas aulas. Recuerdo que con Josué, mi mejor amigo por esa época, desde un año anterior ya andábamos en pequeñas borracheras, adolescentes sonsos buscando ser grandes. Pero necesitaba hacer algo más, necesitaba adrenalina.
Un día les propuse a Gerardo y Víctor, que eran un par de años mayores que yo, ir al centro de Lima a ver a las putas que merodeaban por allí. En efecto, un viernes salimos del colegio y caminamos por la av. España hasta Wilson y de allí bajamos todo Wilson hasta donde iniciaba la av. Tacna.
Antes de llegar a la av. Tacna, salió un tipo alto, cholón y con cara de pocos amigos y nos dijo: A sol la barra. Nos miramos y seguimos caminando, más allá una puta bastante mayor se cambiaba la ropa en plena avenida, asqueroso. Llegamos a Colmena, y vimos un par de tracas y varios fumones.
Decidimos regresar a la av. Tacna y en eso que caminábamos vimos a una flaca imponente, en mini y con caminada sospechosa. Empezamos a caminar detrás de ella, con morbo y sigilo, yo estaba nervioso y fumaba un cigarro mentolado.
La habremos seguido unas tres cuadras, hasta que me di cuenta y Gerardo también, de que la flaca era flaco. Se me ocurrió decirle a Víctor que le meta la mano y nos vamos corriendo. Víctor tomo valor y nos adelantó corriendo, mientras con Gerardo nos vimos y empezamos a correr en sentido contrario, matándonos de risa. Pasos adelante escuchamos: ¡qué chucha tienes reconchatumadre! Y vimos como Víctor corría y la traca corría detrás de él. Con Gerardo nos podríamos de risa y nos subimos rápidamente a una combi rumbo al barrio. Al día siguiente, Víctor llegó al colegio con cara de satisfacción, cara de hombre, de triunfador, al parecer no se dio cuenta que se había alzado a un traca. Con Gerardo nos reímos, le contamos, él no lo podía creer, nos odio y nos quito el habla como un mes, luego nos perdonó y hasta cuando éramos amigos siempre contábamos la anécdota. A Gerardo y Víctor no los veo hace años, espero estén bien.