sábado, 2 de enero de 2016

Carta a Mili

En la agonía de mi prima, le escribí esta carta. Han pasado un par de años, pero aún siento que me acompaña. Espero que siga orando por mi, ya desde el cielo al lado de Jesús, al que le dedico su vida religiosa. Te extraño mucho aún.

Querida Mili,
Intento escribirte algo, pero no sé qué decirte. He tratado de no molestarte mucho, de no incomodarte, de seguirte pero sin molestarte, espero no sientas que te he abandonado, de que no me importaba como estabas, pero mi único objetivo ha sido no molestarte, dejar que te recuperes. La última vez que te vi me quebré, porque a mí todo esto me aterra, pero la lección de vida alucinante que me estás dejando me terminó de dar la fuerza suficiente para agradecerte por todo esto, por tu apoyo, por tu buena onda, por tus ganas de luchar, por hacerme entender que la vida es así y a veces no hay más explicaciones.
Yo recuerdo algunas de las pataletas que te he hecho, no muchas aunque me dice mi mamá que fueron varias, ahora que tengo hijas entiendo algo y agradezco tu paciencia. He sido ingrato, pero tú siempre has estado bien acompañada, en eso coincido con mi mamá, pudimos haber pedido contacto por años, pero estoy seguro que siempre nos has tenido presente en tus oraciones.
Esta carta no es una despedida porque el amor de nuestro Dios y nuestra Madre María siempre nos mantendrá unidos, el único homenaje de todo el respeto, cariño y admiración que tengo es haberle puesto tu nombre a mi hija, gracias prima, de verdad muchas gracias por todo, espero que Dios nos permita seguir contigo, aprendiendo de ti. Te quiero decir muchas cosas más, pero mi madre me cuenta que tienes mucho por leer, además tienes que descansar y no quiero molestar.
Espero verte muy pronto.

NINO