domingo, 4 de abril de 2010

Una nueva perspectiva

En el momento más crítico de mi vida, llegó a mi vida Camila. Camila ha nacido hace poco menos de cuatro meses y desde ese momento mi vida ha cambiado y creo que para bien. Estaba llegando a un punto en el cual nada me motivaba, el hecho de ganar dinero trabajando medio mes, en algo que no necesariamente me gusta, para luego desperdiciar mi vida otro medio mes levantándome directo a almorzar, ver algo de tele, navegar en internet y salir donde sea a hacer lo que sea cosas no necesariamente productivas que por lo general terminaban en un bar, discoteca o lugar de dudosa reputación, eran a lo que me dedicaba día tras día. Casi tres años me sometí a una vida llena de excesos, engordé mucho y adquirí algunas enfermedades que aún me siguen pasando factura. Pero lo único que conservo y conservaré, pese a mis esfuerzos e inversiones, son mis múltiples deudas, no solo económicas sino también familiares y amicales. Destruí el afecto de las pocas personas que me querían, me aleje de ellas y pensé que no eran necesarias en mi vida, ahora no lo son pero me hubiesen ayudado mucho a no llegar hasta el esperpento humano en el que me convertí.
Me burle del mundo, del destino, de Dios y de las personas, me dejé arrastrar por la vorágine de la vida sencilla, sin preocupaciones ni motivaciones, total todavía tengo 20, todavía tengo 21 , todavía tengo 22, pensaba. Pero que sabio es el destino, me puso en el camino a la mujer que cambiaría mi vida, me llenaría de amor incondicional y me daría una hija, aunque sospecho que no es la única mujer que me ha amado hasta derramar lágrimas, pero que en todo caso fue la única que me tuvo paciencia y me enseñó a amarla. Cathy logró que despertara más temprano, que me reconciliara con mi papá, que me preocupara por mi familia, vida, futuro y salud. Luego me regaló la dicha de ser padre y con ello encontré una motivación, un orden y por fin vi un futuro, ahora desde mi soledad en algún lugar de la Selva, solo espero llegar a mi descanso y con ello poder verlas, decirle lo mucho que las amo, y que si no las llamo mucho tiempo por teléfono es porque luego las extraño más y eso aquí es trágico, doloroso y hasta innecesario. Gracias Cathy por el amor y la paciencia, y sobre todo por Camila, por nuestra Camila. Nos vemos en catorce días, miles de besos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario